Iglesia de San Pablo

La iglesia de un vistazo

Una vez en el interior, el retablo mayor atrae las miradas de los visitantes sin apenas pretenderlo. Construido en 1531, está realizado en madera tallada policromada con tonos dorados y cuenta con escenas detalladas que narran diferentes momentos bíblicos.

Como todo buen tesoro, el retablo cuenta con dos enormes puertas móviles para protegerlo que fueron pintadas en 1596 para convertirse en dos auténticas obras de arte.

Mientras contemplamos el retablo, un elemento brillante llama nuestra atención de forma inevitable. Se trata del altar mayor, una impresionante pieza de platería realizada en 1720.

Avanzando por los costados del templo nos encontramos con hermosas capillas de diferentes estilos que fueron añadidas a lo largo de los siglos XVI, XVII y XVIII.

En la parte trasera de la iglesia, protegido por una enorme verja dorada del siglo XVIII, se puede ver un impresionante órgano gótico del siglo XV que sorprende por sus imponentes proporciones y porque aún sigue en uso.

Uno de los mejores miradores de Zaragoza

Uno de los puntos más interesantes de la Iglesia de San Pablo es su campanario, una torre de estilo mudéjar con planta octogonal construida en ladrillo que ofrece impresionantes vistas de Zaragoza desde las alturas.

Si queréis subir a la Torre de San Pablo es necesario reservar la visita guiada por la Iglesia de San Pablo, ya que no es posible subir por libre.

Es importante tener en cuenta que la subida a la torre se realiza a pie por una escalera de caracol, por lo que, si tenéis problemas de movilidad o de claustrofobia, puede que no sea la mejor elección para vosotros.